martes, 19 de mayo de 2009

Un sueño...



No suelo compartir mis sueños más allá de las hadas. Me parecen demasiado íntimos, y además, no todo el mundo les da la importancia que tienen para mí. Por eso, creo que nunca te he contado un sueño. Quizás porque siento ese miedo de no poder compartir contigo lo que para mí es importante, porque los sueños han sido para mi el gran timón que ha dirigido mi rumbo en muchas ocasiones.




Este sueño quiero contártelo, sobre todo por el momento en que llega. Porque llega cuando tengo más dudas, cuando siento que quizás todo esto no tenga más sentido que el que yo misma he querido darle, cuando quiero más que ninguna otra cosa mirarte a los ojos y decirte que cada segundo de mi vida ha merecido la pena para llegar a ese momento dorado que espero, sin saber si puedo seguir ya esperando.




Soñé que iba en un avión que se convertía en autobús, que iba con Isolda sentada en la parte delantera y que Oissel se acercaba a preguntarme si podía cambiarle el sitio. No me hace mucha gracia pero termino aceptando y me voy a sentar en la parte de atrás. Tú estás en el asiento de al lado, pero no te reconozco. De repente el bus frena porque hay un accidente horrible, tú me estrechas contra tu pecho y me pides que no mire. Escucho el latido, claro y nítido, de tu corazón. La sensación es tan real que puedo mezclarme con cada uno de tus latidos, pum, pum, pum, pum, como si de algún extraño modo estuviera dentro de ti. Después, no se bien como, aparezco caminando por la calle, pensando en ese “ultimátum” que no deja de rondarme estos días. Pensando en si ha merecido la pena, pensando en si tú no serás la causa de que halla dejado de lado cosas demasiado importantes para mí, pensando en que quizás a medida que soy más tú, soy menos yo; pensando… Me voy encontrando con grupos de gente que hablan entre ellos, pero cada vez que uno me alcanza dice la misma palabra…tu nombre… Así que, una vez más, no se que significa nada y, la verdad, me siento bastante perdida. Pero tú me enseñaste la importancia de estar presente, de vivir el momento sin crear expectativas, así que, trataré de luchar contra mi naturaleza mercuriana y dejaré de pensar. Al fin y al cabo, sucederá unicamente aquello que tenga que suceder...

T.V.B.
"...y el amor viene y va y regresa
y la ciudad es el testigo de sus abrazos
y crepúsculos de sus bonanzas y aguaceros
y si el amor se va y no vuelve
la ciudad carga con su otoño
ya que le quedan sólo el duelo
y las estatuas del amor”
Mario Benedetti
Buen viaje, maestro!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

menos mal ya tenía mono de tus historias......hay que escribir más , saca esa fuente inagotable que tienes de saber contar las cosas ....
ya sabes quién soy
bicos

Anónimo dijo...

De vez en cuando uno siente la necesidad de compartir los sueños ¿no?... en el fondo siempre hay algún cómplice al que contárselos sin que pierda la magia del momento.

besillos !

Tharsis

Sergio dijo...

No dejes de soñar.

¡Besos y abrazos!