miércoles, 14 de noviembre de 2007

L'ultimo bacio...

Camino deslizándome por el lomo de tus sueños,
intentando olvidar que para llegar a ciertas fronteras es necesario pagar un visado,
quizás estuviera muerta... y desperté entre tus brazos
para volver a morir con el suave roce de un último beso.
Y te imagino caminando unas calles que ya no son mías,
mientras camino otras que quizás no serán tuyas jamás,
ahora si tengo miedo de las ventanas abiertas
que saludan al sol cada amanecer en la ciudad dorada.
Mi alma se despedaza en el abismo verde de tus ojos,
y mueren horas eternas frente a una puerta de embarque,
detuvimos el tiempo en un ayer sin prisas, venciendo,
hoy en mi mirada ha nacido el miedo, quien sabe mañana...
quien sabe si mañana será nunca mañana...

Anche quì è arrivato il freddo...

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Aniversarios...


Hoy me he detenido a pensar en la importancia que tienen para nosotros determinadas fechas. Hay dias que parecen escritos en letras más grandes en el calendario. Días que aparentemente están destinados a ser 24 h. normales hasta que sucede algo que los subraya en rojo en tu almanaque personal. Hace unos días fue uno de esos. Fue el primer aniversario de muchas, quizás, demasiadas cosas. Y no puedo dejar de pensar que aquella persona que caminaba las calles de una ciudad mágica hace poco más de 365 días, poco o nada tiene que ver con la que está escribiendo este post. Se ha cumplido el primer aniversario de algunas enseñanzas que me marcaron a fuego. Hace poco más de un año comenzaba a entender como determinados encuentros fugaces pueden cambiarte la vida, como algunos lugares se te graban para siempre en la retina, como una imagen, una escultura en una plaza cualquiera, puede enseñarte quien eres realmente. Hace poco más de un año mis cimientos se tambaleaban con fuerza, perdía el rumbo, me sentía extrañamente sola y desconsolada, y sólo una frase de labios de un extraño: " La speranza é l'ultimo a morire", podía atajar mis lágrimas.


Hoy sólo puedo dar las gracias. Dar las gracias por esa esperanza y, sobre todo por la fuerza y la persistencia de mi corazón, que no ha perdido el aliento en todo este tiempo. Ahora, un año después, se prepara para, en breve, volver a celebrar el milagro de estar vivo.