viernes, 31 de agosto de 2007

De aeropuertos y estaciones...


Nunca entendí por qué no me gustan los aeropuertos y las estaciones. Siempre me invaden sensaciones que no son del todo agradables: melancolía, tristeza... He intentado, desde hace mucho tiempo, buscar una respuesta que no encontraba por ninguna parte...A veces pensaba que podría ser a causa de esa resistencia que, en el fondo, todos tenemos al cambio, porque si hay un lugar propicio para el cambio y para los encuentros "causales" es un aeropuerto o una estación de tren. Un lugar de paso. Donde nadie se queda. Donde todos van o vienen, pero nadie permanece. Como la vida...

Hoy, sin querer, he encontrado la respuesta a mi pregunta en una vieja entrevista a Ismael Serrano que he rescatado del fondo de una caja de cartón, de esas que sirven para almacenar recuerdos imborrables. A él tampoco le gustan las estaciones ni los aeropuertos. Será, dice, porque en esos lugares hay tantas despedidas que la energía del adios se impregna en todas partes y se pega también a tu cuerpo. Demasiadas historias de adios: despedidas que son definitivas en ocasiones. Puede que sea por eso. Pero, a pesar de que pasan los años y de que cada vez que pongo el pie en un aeropuerto o en una estación es para emprender una nueva aventura, no me acostumbro a ello. Como Ismael.

Me dormiré escuchándolo: " Qué andarás haciendo ahora..." ( y él, ¿que estará haciendo?)

miércoles, 29 de agosto de 2007

Carovane e miraggi


Hay paseos vitales que se asemejan bastante a ciertas travesías por el desierto. Travesías en las que crees encontrar un oasis lleno de palmeras donde descansar y hallar un poquito de paz. Pero, en muchas ocasiones, esos oasis sólo son espejismos, falsas ilusiones que, en cuanto extiendes la mano, desaparecen ante tus ojos. Llega un momento, después de soñar, vivir y caminar el desierto, en el que eres capaz de diferenciar ciertos espejismos de la realidad. Y lejos de desfallecer, como antes de todo, eres capaz de levantarte de la arena, y seguir caminando dunas y dudas hasta encontrar ese oasis que no se desvanezca en cuanto lo alcances. Seguir caminando, porque un día de primavera, te encontró, por "causalidad" un mensaje en una pequeña ciudad industrial de la Toscana. Seguir caminando porque ese día entendiste que es posible que ciertos sueños no se hagan realidad, pero que esos sueños son el verdadero motor y motivo porque el que decides echarte al desierto, correr riesgos y estar dispuesta incluso a morir de frio y sed en el intento. Seguir caminando, porque, en el fondo de tu corazón, sabes que llegará ese día en el que alcances la duna más alta de todas, y, con la ciudad a tus pies, puedas gritar que todo, absolutamente todo, ha merecido la pena

jueves, 2 de agosto de 2007

Un nuevo himno para una nueva etapa...

"Quien mira hacia afuera, sueña;
quien mira hacia adentro,
despierta..."

Gracias, Sulvè, por todo.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Sobre lo que no se dice...


Silencios. Palabras que ocultan lo que verdaderamente quieren decir. Disfraces de letras y sonidos. El alfabeto al servicio del miedo. Frases sin sentido que esconden el único sentido posible. "En cualquier comunicación lo más importante es escuchar lo que no se dice", dijo Peter Drucker. Las palabras que callan por miedo, por esa sensación de vértigo que nos invade de vez en cuando. Las frases que se protegen detrás de gestos absurdos, sin más sentido que el que el interlocutor quiera darle. Te enseñan que, para que exista una ccomunicación, es necesario un emisor, un receptor, un canal y un mensaje que difundir. Siempre hay un emisor, un "yo" que te habla; un receptor, tú, que siempre has creído saber escuchar; un canal o medio: la luna, el teléfono (ese invento que crearon a medias ángeles y demonios), el tiempo o la propia dirección de los acontecimientos; pero en ocasiones el mensaje es dificil de reconocer. A veces tienes que escarbar en las palabras, en ese compendio de gestos inútiles, de fantasmas convertidos en acciones para hallar la verdadera naturaleza del mensaje. Me encantaría inventar un descodificador de "señales", de mensajes sincronísticos o arquetípicos. Un descodificador que sirviera para poder traducir las frases de aquellos que aún no han sido capaces de aprender el lenguaje de las hadas. Y mientras, el mundo sigue girando ajeno a los silencios, a las palabras que no se dicen y se condenan a desaparecer en medio de la nada...