sábado, 29 de marzo de 2008

Serendipia...



Nota necrológica de Jonathan Trager, escrita por su amigo Dean Kansky en


"Serendipity" de Peter Chelsom




... Jonathan Trager, el destacado productor de la ESPN, murió anoche a causa de las complicaciones surgidas al perder a su alma gemela y a su prometida. Tenía 35 años. De voz suave, obsesivo, Trager nunca tuvo el aspecto de un romántico. Pero, durante los últimos días de su vida desveló una parte desconocida de su mente. Esa persona oculta, casi junguiana, emergió durante la búsqueda, en plan Agatha Christie, de su ansiada alma gemela. Una mujer con la que sólo pasó unas pocas horas preciosas. Tristemente, la prolongada investigación terminó la noche del sábado en un completo y absoluto fracaso. Pero, a pesar de la amarga derrota, el valiente Trager seguía aferrado a la creencia de que la vida no es meramente una serie de accidentes o coincidencias sin sentido, si no, más bien, un tapiz de acontecimientos que culminan con un plan exquisito y sublime. Cuando le preguntaron sobre la pérdida de su amigo, Dean Kansky(...) describió a Jonathan como un hombre nuevo en los últimos días de su vida. "Veía las cosas con más claridad" - observó Kansky. Al final Jonathan concluyó que, para poder vivir en armonía con el Universo, todos nosotros debemos poseer una poderosa fe en los que los antiguos llamaban fatum, lo que comunmente calificamos como destino...

Y hoy... dos...



lunes, 24 de marzo de 2008

Alquimia...


“Salir a ver el mundo y no pasar por Sintra, es ir ciego”.

Estos días vuelvo a sentirme privilegiada por poder recorrer de nuevo rincones mágicos, palacios de cuento, pozos de iniciación, grutas hacia mi propio interior en una ciudad que me fascina. Dicen que en el “Monte da Lúa” todavía puedes ver algún horno alquímico o alguna inscripción druídica. Acabo de regresar y pondría la mano en el fuego: si hay algún lugar donde los últimos druidas y los primeros alquimistas se refugiaron, ese tuvo que ser Sintra.
He podido sentirme parte de los sueños esotéricos de Luigi Manini, recorriendo como en un viaje iniciático, cada uno de los laberintos de la Quinta da Regaleira, descubriendo esas salidas secretas que suelen aparecer cuando la oscuridad es más densa. He jugado a ser sacerdotisa de Brigith descendiendo los nueve niveles del cielo, el purgatorio y el infierno, como Dante en la Divina Comedia, hasta poner mis pies en una rosa de los vientos sobre una cruz templaria.
Masónica, templaria, esotérica, alquímica, druídica, mágica…Sintra está hecha de sensaciones y sentidos, de adjetivos que siempre se quedan cortos para describir ese pequeño lugar del que Lord Byron se quedó prendado (y yo, y tantos otros viajeros…)

lunes, 17 de marzo de 2008

"Autorretrato"


¿Yo?: Mi maleta naranja. La cámara de fotos. El color sepia. Firenze, la ciudad dorada. Las hadas, duendes, avatares y demás seres mágicos. Dante. "Cuando llegue la hora". El orden caótico. Lo inesperado. La caja de los momentos dorados. Media luna creciente. Ojalá. Febrero del 2009. La esperanza. Los sueños, los que se cumplen y los que aún no se han cumplido. Un deseo pendiente. Las ganas de regresar. El sinsentido. Lo racionalmente imposible. El espino blanco. Crecer. Vivir. ¿No retener?. Gracias. Las estrellas azules. Un avión. Muchas despedidas. Un encuentro. Mi trialia. Las promesas. Una vela en el corazón de una iglesia. Un secreto de color...¿verde?. Lágrimas en San Lorenzo. Mi familia. Pasear por el mundo. Beltaine. Otoño. Noroeste. Buscar. Perderse, aunque a veces no me encuentre. Olor a tierra mojada. El Atlántico agreste. Margarita, flor de azahar y hierba de San Juan. Compartir un anhelo. Creer. Pese a todo, seguir creyendo. Mensajes en el móvil de madrugada. Regalos un día cualquiera. "Ahora o nunca". Medio luciérnaga, medio mariposa. Viajes por hacer. "Tante cose che non sai di me..."

jueves, 13 de marzo de 2008

My inmortal...

Recordando un primer cuatro de noviembre...

miércoles, 12 de marzo de 2008

Un año...




De fondo "Apologize" One Republic

Desde la primera vez que se encendió el faro. 365 días ya. 365 días en los que la luz del faro no se ha apagado ni una sola noche. En ocasiones ha brillado con una intensidad tal que incluso ha deslumbrado a algún tritón que había extraviado el rumbo. Otras veces ha parpadeado, a punto de apagarse, hasta que algún hada o duende ha puesto parte de su magia y su luz al servicio de esta farera novata. Por momentos la luz se ha vuelto ténue, melancólica, casi de color sepia, diluída en sus propios recuerdos, pero nunca, pese a todo, ha llegado a extinguirse su brillo.

Hoy he querido subirme a lo alto de esta atalaya para dar las gracias a todos esos seres mágicos que han ayudado a que este faro se convierta en visita obligada para los navegantes del noroeste más salvaje. GRA-CI-AS.




¿Soplamos y pedimos un deseo?