martes, 24 de marzo de 2009

Que sí, que he vuelto...


Algún tiempo ya sin escribir…después de mi viaje relámpago a Roma tengo que reconocer que me cuesta. Supongo que será el cansancio, la primavera (que a la mayoría de los humanos les altera la sangre y a mí el aparato respiratorio), la rutina que me envuelve otra vez, los sueños incumplidos, o las esperanzas perezosas… todas esas cosas que te pesan por la mañana en la espalda y que hacen que tus pies no consigan, en ocasiones, despegarse del suelo…


Roma vuelve a quedar en la memoria, como cada viaje, como cada una de esas oportunidades de fabricar recuerdos…El “Asturias patria querida” de la primera comida (vaya, menos mal que no somos de Sevilla, a ver que cantaba entonces “la vieja”), la tensión de Andrés al despegar y sus “¿esto es normal?”, el primer viaje en metro de mi madre, su asombro ante la Basílica de San Pedro, un helado en Trevi, volver a ver pasar el tiempo en la Scalinata Spagnola, un deseo en el corazón del Trastévere, spaghetti cozze y de fondo Biaggio, una camiseta gaélica olvidada, 45 euros y una señal del destino en “La Corrida”, Via Quattro di Novembre, mi corazón a punto de salirse del pecho en Santa María in Trastévere al ver a Isolda salir corriendo, cenar en una sartén, casi perder un vuelo en Barajas… todo eso se diluye ahora en las fotografías con las que intento contar una historia, mi propia historia, la que aún no he conseguido, pese a todo, escribir…

jueves, 12 de marzo de 2009

Non basta una vita...


Me encantan las puestas de sol, diría más, las colecciono. Quizás porque siempre he pensado que si hay un momento en el que se puede detener el tiempo ese es el ocaso. Quizás porque una puesta de sol esconde la promesa de un nuevo amanecer…


He vivido y fotografiado un buen puñado de atardeceres: en ciudades mágicas, gigantes de piedra, en el mar… pero hay un lugar especial para una puesta de sol que ví, y viví, hace ya casi diez años. Hace casi diez años, caminaba por Vía Condotti hacia el apartamento que tenía alquilado en Prati. Había sido un “anno horribilis”, con neumonía, accidente gordo de coche con lesión de por vida etc… y Roma era mi regalo. Lo único salvable de aquel año. Los días en Roma. Así que, aquella lejana tarde, caminaba de vuelta a casa, para hacer las maletas y regresar a España. Recuerdo que miré atrás y ví el sol poniéndose detrás de la Iglesia de la Trinità dei Monti, en la Piazza di Spagna. Las lágrimas empaparon mis ojos, quizás sabiendo que jamás podría apartarme de la mirada ese momento de luz. Luego vinieron muchas cosas, muchas ciudades, muchas historias y la que soy hoy. Y ahora la vida me da la oportunidad de compartir esa luz con una de las personas más importantes de mi vida: mi madre.


Nos vamos de escapada, de fin de semana a la Roma imperial, a su Roma cristiana y a mi Roma pagana, cumpliendo, esta vez, uno de sus sueños. Quizás al regreso comprenda un poco más esa tristeza que se me prende en la mirada cada vez que vuelvo a casa, o por qué soy ya más mediterránea que atlántica… Quién sabe…


Lo único que se ahora es que quiero disfrutarlo más que nunca, compartirlo con mi madre, con Isolda, sus padres, Miri y Andrés. Todo un “family trip”. Me gustaría poder compartir mucho más, y cogerles de la mano y explicarles como la vida ha ido cambiándome a través de la luz, y escaparme a la ciudad dorada, y algunos kilómetros más allá, y explicarle a mi madre, y gritar al mundo, que no concibo ya mi vida sin esa mirada que una noche de luna llena se me quiso regalar...

lunes, 9 de marzo de 2009

Otra vez Luis Garcia Montero...

"Quizás tú no me viste,
quizás nadie me viese tan perdido,

tan frío en esta esquina. Pero el viento

pensó que yo era piedra

y quiso con mi cuerpo deshacerse.

Si pudiera encontrarte,

quizás, si te encontrase, yo sabría

explicarme contigo. Pero bares abiertos y cerrados,

calles de noche y de día,

estaciones sin público, barrios enteros con su gente, luces,

teléfonos, pasillos, y esta esquina

nada saben de tí. Y cuando el viento quiere destruirse

me busca por la puerta de tu casa. Yo le repito al viento

que si al fin de encontrase,

que si tú aparecieses, yo sabría

explicarme contigo..."

"El amor dificil " Luis G. Montero

lunes, 2 de marzo de 2009

Coincidiendo...


"Aquellos que sueñan de día son conscientes de muchas más cosas


que los que lo hacen sólo de noche"


Edgar Alan Poe




Fin de semana diferente. Más allá del Salón de Gretel y evitando abusar de las tecnologías modernas para acortar distancias. Prometía ser un finde tranquilo, de spa y buena mesa, para relajarse y desconectar, pero hay cosas que van contigo a todas partes, aunque cruces fronteras. Viaje en coche. Parada en un área de servicio cualquiera, elegida al azar. Café en una mesa cualquiera, de las muchas que había. De repente, grabada en la mesa, una palabra, el nombre de una ciudad, cinco letras, la primera, una P. (para los incrédulos, tengo una foto...)



Entonces aceptas, con una sonrisa enorme, y sin comprender, que hay cosas que forman y formarán parte de ti para siempre, que has aprendido a vivir con esos guiños incomprensibles del destino que te esperan en cualquier esquina, en cualquier momento, que tal vez, aún, y pese a todo, no has conseguido descifrar cómo funcionan los engranajes de la vida...




Pero quizás no sea tan importante entender cuando intuitivamente sabes que estás en el camino correcto...