viernes, 27 de julio de 2007

Un día cualquiera...


Un dia cualquiera te das cuenta de que, a pesar de ser bruja, o precisamente por ello, no vas a encontrar respuestas en las runas, en el tarot o en el péndulo. Te das cuenta de que la única respuesta posible reside en tu corazón y que el devenir de los acontecimientos está en manos de algo mucho más grande que tu voluntad o que los deseos de que las cosas ocurran de un modo determinado.

Un día cualquiera te das cuenta de que, pese a desearlo, cuando el suelo tiembla bajo tus pies todavía buscas la seguridad que te da el marco de una puerta para protegerte de los posibles terremotos que sacuden tu planeta.

Un día cualquiera te das cuenta de que, desde que amanece hasta que sale de nuevo el sol, luchas contra demonios interiores que creíste aplacados, y cada lucha con cada uno de ellos se convierte en una partida de ajedrez, siempre al borde del jaque-mate.

Un día cualquiera te das cuenta de que no es tan fácil confiar, que la confianza es la mayor prueba de fe que te puedes pedir y que, pese a ello, sigues empeñada en ponerte en manos de la vida, en no ofrecerle resistencia y navegar por las aguas en las que Ella ha decidido colocar tu barco.

Un día cualquiera te das cuenta de que, posiblemente, estés ante una prueba largamente anunciada. Que te encuentras en uno de esos momentos arquetípicos que suelen dar un giro a tu existencia. Todos son buenos augurios. Y quieres cerrar los ojos y creer a ciegas que todo saldrá bien, pese al miedo a creer y a otros muchos miedos que se esconden bajo tu cama.

Un día cualquiera te das cuenta de que estás dispuesta a dejar atrás viejas maletas, y que, aunque te cueste, vas a luchar contra ti misma a cada momento para conseguirlo. Quien sabe si el fin justificará los medios, pero vale la pena intentarlo. Porque un día cualquiera te despertarás y te darás cuenta de que los sueños se alcanzan con una escalera no demasiado alta, que los milagros existen para quien cree en ellos y que lo que deseas de corazón puede hacerse realidad ante tí...


Gracias, Isolda. Estaré alerta...

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