miércoles, 25 de julio de 2007

Mensaje...


Conozco tu nombre, puedo olfatear el olor de tu esencia, me se de memoria tus ojos y el calor de tu alma, más... no se donde has anclado tu barco ni que costas estás navegando en estos momentos. Te presiento cerca, muy cerca. Quisiera abrirte el ancla y echarla en puerto propio, pero por el momento me es negado saber tu paradero. Llegarás, es cierto, y yo así lo espero. Ahora bien, será sorpresa del destino la jornada del encuentro y del reconocimiento. Te hablo en la noche y las estrellas se erigen en mensajeras de mis emociones. No he de verte, sino tenerte abrazado a mi costa altiva y desafiante, porque te espero, te sueño, y ese es mi secreto. He de tenerte en el encuentro para poder gozar de tu esencia, que iluminará el fin de mi destierro. No hay búsqueda sin esperanza. No existe alma abierta que no halle a su morador. (...) Porque no es la primera vez que tú y yo somos, y ello hace que el reencuentro tenga el matiz del ansia, pues sólo quienes ya se conocen ansían verse de nuevo. (...)

Nadie ni nada me hará desistir de mi búsqueda de tí. Algún día reconocerme podré en tu mirada, tus ojos me hablarán y sabré que te he hallado entre la multitud,entre la bruma del recuerdo...

Rosetta Forner "Espérame a las puertas del cielo"
Gracias, Brigantia, por "obligarme" a recordar´.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias a ti, por estar sempre ahí. É un pracer camiñar o teu lado.