lunes, 28 de marzo de 2011

Las ciudades por la autopista...


La mayor parte de nuestra vida es una serie de imágenes. La vida pasa por delante como las ciudades por la autopista. Pero algunas veces, se detiene un momento, y algo acontece. Y nosotros sabemos que ese instante es más que una imagen. Sabemos que ese momento, y todas las partes de él, vivirán para siempre…


Hace exactamente un año hubo un instante que fue más que una imagen. Hace exactamente 365 días me despedía de todo lo mío, de mi familia, de mis amigos, de mi vida, rumbo a una aventura, a lo desconocido, porque sí, hace exactamente un año yo y mi maleta estábamos a punto de subirnos a un avión persiguiendo un sueño, el sueño más grande que me he atrevido a soñar nunca.

Recuerdo que tenía miedo, mucho miedo, y un nudo en el estómago que apenas me dejaba respirar. La última noche en casa no fui capaz de dormir, tenía ansiedad, estaba terriblemente asustada y apenas podía vislumbrar nada delante de mis ojos. Pero por encima de todo eso estaba la ilusión y la fuerza que te da saber que estás haciendo lo que tu corazón te pide. Ni lo que debes hacer, ni lo que puedes hacer, sólo lo que sabes hacer: escuchar a tu corazón y salir corriendo rumbo a la dirección que él te indica.

Es cierto que las cosas no salieron como yo quería, lo que no quiere decir que haya sido malo, sólo ha sido como tenía que ser. Aunque a veces la vida tenga un punto de vista diferente al tuyo, siempre sabe qué es lo mejor para ti. Creía eso antes de irme y sigo creyéndolo tras mi regreso.

La única verdad es que estoy de vuelta: que vuelvo a estar en el salón de mi casa del Atlántico y que ahora miro hacia otro futuro, hacia otros proyectos con nombres y direcciones diferentes. Y aunque últimamente mi frase de cabecera es esa que dice que en la vida antes o después todos se van, me acabo de dar cuenta de que hay un puñado de seres mágicos que, pese a todo, pese a mis idas y venidas (y no sólo en avión), pese a que me paso más tiempo buscando que encontrando, siguen estando a mi lado. A ellos quiero darles las gracias esta noche con toda la fuerza de mi corazón, y agradecer, una vez más, a la Vida, el haberlos encontrado en mi camino.

Os quiero.

4 comentarios:

Francesca dijo...

qué envidia! Sana, pero envidia al fin y al cabo. Decir adios y partir en busca de un sueño.
Seguro que aunque no se haya cumplido del todo te llevas cosas estupendas, entre ellas ser tú misma.

Mae dijo...

Tienes toda la razón del mundo, Francesca. Sobre todo me he traido de vuelta a la que siempre había sido, y ese es el mejor de los encuentros.
Un beso desde el noroeste.

Anónimo dijo...

Estamos encantados de tu vuelta

Vicky dijo...

Si hay algo que admiro es eso que dices: seguir al corazón y salir corriendo tras esa dirección que señala; espero alguna vez ser tan valiente.