viernes, 23 de octubre de 2009

Viajo, luego existo...



"En la antigüedad los filósofos odiaban viajar. Lo consideraban una forma grosera de restarle tiempo a sus sedentarias vidas. Hoy a cualquier viajero o turista le resultaría difícil compartir esta idea. Viajar es una palabra mágica, sin sinónimo que la pueda reemplazar. Una excelente fórmula de pensar el mundo. De ser otro, sin dejar de ser uno mismo. De enriquecerse cultural e intelectualmente. No en balde, afirmaba Filippo Pananti que “la vida es un libro del que quien no ha visto más que su propio país no ha leído más que la primera página”.
“Viajo, luego existo” Francisco Gavilán


Tengo frio en los pies. Señal inequívoca de que el invierno se ha instalado en el noroeste. Y éste ha venido para quedarse, asi que no me queda más que recordar el calorcito, el sol dándome en la espalda y la suave brisa de verano hasta dentro de unos cuantos, bastantes, meses.



Con la lluvia en el cristal cuesta más recordar mi último viaje, mi paseo por Grecia. A veces pienso que he tardado en escribir sobre el viaje porque tengo un miedo irracional a perder algún recuerdo. Otras veces pienso, sin embargo, que todo lo que me esperó a la vuelta me dio una enorme bofetada de realidad que hizo que simplemente, me bloqueara. No lo sé, pero ahora, a la vez que coloco algunas fotos en el álbum (y espero las demás…), recuerdo la llegada a Atenas, una ciudad vibrante, llena de vida y de color, que me cautivó enseguida; el sueño cumplido al verme delante del Partenón o de la Tribuna de las Cariátides, la tarde en Plaka o el anochecer en Psiri, con la Acrópolis vigilante…Recuerdo el viaje en ferry hasta una Mykonos plomiza y azul, vampírica y excitante, el privilegio de ver la lluvia sobre Paraportinari (sí, una vez más me llevé la lluvia pegada a los zapatos…), encender una vela en una iglesia ortodoxa y disfrutar del silencio de Panormos y Agios Sostis. Recuerdo como Santorini me recibió como la Atlántida, altiva y orgullosa colgada del acantilado, como me sorprendió, a cada instante, su luz, su color azul, su silencio mágico, casi místico, inexpugnable…Su playa roja, Vilhada lunar, mi rincón en Imerovigli…Podría quedarme para siempre apoyada en un muro, en Fira o Oia, viendo al sol sumergirse en la caldera y soñándome parte de los trocitos que inventó el volcán...


Pero los recuerdos son sólo imágenes fijas que me miran desde el papel y como decían en la película "Che ne sarà di noi" : "Guardare in faccia al destino non è facile, perche il tuo futuro non si vede mai...Come la Turchia..."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

JOoo la pelicula de "che ne sara di noi" la vi en Florencia y me encantó. La he vuelto a vr unas 5 veces mas... la música me encanta vaya. UN beso niñaaaaa

Tharsis

Sergio dijo...

Espero que no dejes de viajar, para seguir existiendo... Siento no haberte podido dejar algún detalle que me gustara por si te servía... Pero seguro que aprovechaste el viaje.

¡Un fuerte abrazo!