jueves, 12 de febrero de 2009

"Y pienso en mi boca y tu intención..."


Escuchando una canción de Amaia Montero que, inevitablemente me traslada a un momento concreto de mi vida, después de una tarde azul al fin, y, mientras navegaba por la red sin saber muy bien en qué puerto pararme a descansar, "casualmente" he encontrado la respuesta a una de esas preguntas que vienen de mi mano desde hace ya tiempo.

¿Por qué tienes la sensación de que algunos acontecimientos acaban de suceder y otros han sucedido hace mucho tiempo aunque ese no sea el orden temporal real?


La respuesta parece estar en el "tiempo psicológico". Quizás no podamos regresar al pasado, pero al menos si podemos hacerlo de modo psicológico reviviendo determinados momentos con la misma intensidad con la que sucedieron. Así, al revivir lo que sentías en ese momento, al traerlo a tu vida, y hacerlo presente, parece que la cercanía temporal es mayor. Supongo que es eso lo que sucede con esos instantes arquetípicos que todos hemos vivido alguna vez: ha sido tal su brillo, su intensidad, su luz, que, de algún extraño modo, algo de tí se ha quedado enganchado, y, aunque sabes el coste energético que te supone, no puedes evitar volver una y otra vez a ese momento, a revivir hasta la saciedad detalles tan pequeños como un suave roce en tu espalda, una palabra, una sonrisa, o aquel cartel que había en el baño...Lo peor, darte cuenta de que, pese a todo, aún no te has perdonado...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto me recuerda al concepto de vida circular... a la vuelta una y otra vez a los mismos momentos o tan similares que nos hacen volver a tener las mismas sensaciones que en momentos anteriores...

y estoy de acuerdo en lo de que, aunque a veces el hecho de volver supone un gran desgaste, aun asi es inevitable :)

Besillos !!!

Tharsis